Dicen que la veteranía es un grado, pero no ha sido así este año a orillas del Narcea para lograr hacerse con el campanu, el primer salmón de la temporada. El joven Mauro Otero Roza, de 17 años, se ha llevado el mérito. Y eso que como él mismo explica ésta es su primera temporada en el río y, en concreto, la de esta martes, fue su tercera jornada con la caña. «Llevaba años con ganas de ir al salmón, pero no lo lograba porque no encontraba compañero. El río es nuevo para mí, no así el mar, donde voy a pescar desde los 4 años», explicó feliz a LA NUEVA ESPAÑA horas después de hacer historia en el Narcea.
Mauro Otero, pescando, poco antes de capturar el campanu, en Puente Laneo.
El joven, natural de Lastres pero residente en Lugones (Siero), echó a tierra este martes bien temprano un estupendo ejemplar de 4,475 kilos y 76 centímetros en Puente Laneo. «No me dio mucha guerra, tardé cuatro minutos», describe. En pocos minutos se plantó en el cercano centro de precintaje de La Rodriga, donde certificaron la captura y recibió la felicitación del alcalde salense, Sergio Hidalgo, y la concejala Ángeles Álvarez. «No me lo creo, estoy muy contento y en mi casa también. En cuanto llamé, mi padre cogió el coche y se acercó volando hasta Cornellana».
El campanu picó a Mauro Otero nada más echar la caña, con cebo de quisquilla. A las siete y media él y su compañero Rogelio Tomás, de El Entrego, se plantaron en Puente Laneo. Los minutos discurrieron sin mucha suerte, no picaban. Entonces, ambos, decidieron irse a tomar un café. «Al bajar del puente se nos ocurrió probar suerte desde la orilla», explica Otero.
Mauro Otero, con su campanu. M. T.
Primero lo intentó su compañero, la media hora reglamentaria. «Nada más echar la caña, sintió algo y al levantar ya no estaba allí la quisquilla. Nos pusimos en alerta porque cuando el anzuelo sale limpio es que fue un salmón el que lo comió».
Rogelio Tomás probó de nuevo y al concluir su turno llegó el de su joven compañero. «Cambié el color de la quisquilla y nada más echar la caña, picó y lo clavé. No dio guerra. Fueron cuatro minutos», describe Mauro Otero, para quien era la última jornada en la que podría pescar hasta el fin de semana, ya que este mismo miércoles tiene que volver a clase. El próximo curso irá a la Escuela Náutica de Gijón. «Me encanta la pesca y por supuesto me encanta haber pescado el campanu. Era algo que nunca había pensado», sostiene.
Este miércoles, a las seis de la tarde, tendrá que volver a Cornellana. Junto al monasterio de San Salvador se celebrará la tradicional subasta del campanu, que este año es del Narcea, no de Asturias, porque éste último ya fue echado a tierra el pasado 2 de abril, justo el día que se abría la temporada, en el Sella.
El joven puede embolsarse un buen pico por su salmón, aunque no le quita el sueño. «Es lo de menos, lo que paguen es secundario. Aunque a nadie le amarga un dulce, por supuesto», dice. El campanu de Asturias cotizó en Cangas de Onís a 9.200 euros.