Cierre de Temporada Salmonera con mínimos Históricos
/en General /por albornozEl «mínimo histórico» de la temporada salmonera alerta a los pescadores
Los expertos urgen a la Administración a tomar medidas: «Soy pesimista, creo que se está extinguiendo; estamos en un punto de no retorno», lamenta el biólogo David Álvarez
Tino Pérez, pescando en El Güeyu (Pravia) al amanecer, en la temporada que concluyó esta semana. | Miki López
Oviedo | 18·07·22 | 04:01
Fuente: La Nueva España
Cerrada ya la temporada de pesca con muerte, los pescadores piden a las administraciones que tomen cartas dada la mala situación en que se encuentran los ríos asturianos. La temporada que concluyó el viernes permitió la captura de más de 400 salmones. La mayor cifra se produjo el 4 de junio, con un total de 23 piezas capturadas. El salmón más grande presentó un peso de 9,600 kilogramos. Pero los pescadores consideran que «se ha vivido una temporada de mínimos históricos».
Se cubrió el cupo en cotos hasta en cuatro ocasiones; en todas ellas en el Narcea. Dos veces en El Zarro, una vez en La Cerezalina y otra vez en La Pronga. Pero las diferencias según el río y la zona son muy notables.
El Narcea, del que, aproximadamente se han sacado el 75% de los salmones del total pescado en Asturias, se ha desmarcado este año como el claro líder en la pesca del salmón. Quique Berrocal, presidente de la asociación Las Mestas del Narcea, cataloga la temporada como «positiva, ya que si se pescó tanto, fue porque había muchos salmones». Le invade una euforia muy controlada, debido a que estas cifras pueden tener consecuencias negativas, y asegura que «a medio plazo, el Narcea puede convertirse en el próximo Cares o Sella».
Berrocal mantiene que, en el resto de ríos, deberían tomar algunas de las medidas que se adoptan en el Narcea, ya que afirma que hacen «todo lo posible por que se pesque más, con un apropiado cuidado del río».
La mala situación de los ríos es casi un mantra entre los pescadores y Berrocal se pronuncia afirmando que «problemas hay muchos y lo importante es que la Administración tome cartas en el asunto». Además, añade que «los dos primeros años de vida de los salmones la Administración puede hacer mucho más».
También ha destacado que una parte fundamental del cuidado de los ríos «es controlar el furtivismo que se sufre, especialmente en verano».
El debate sobre la pesca con muerte o con devolución al río está muy presente. Berrocal apunta que su postura es no matar al salmón: «Siempre va a ser mejor que el salmón sobreviva a que no sobreviva, permitiendo que pueda desovar. Tenemos que cuidar al salmón para que haya un desove que dé garantías para el futuro».
Frente al argumento de que la pesca sin muerte no tiene tirón, Berrocal destaca que «la gente lo que quiere es pescar. Tarde o temprano se acabarán acostumbrando a lo que haya y a la normativa que toque cumplir».
Desde el Sella se destaca que la temporada fue mala y las miradas se dirigen, otra vez, a la Administración: «Lo están haciendo fatal», declara Antón Caldevilla, presidente de El Esmerillón. Afirma también que «hay cosas que o se regulan o vamos a estar mal».
La crítica hacia la gestión de la Administración es muy contundente, y la protesta se orienta hacia lo que consideran que es injusto y llamativo: «Por más que miro la prensa, solo veo regulaciones para los pescadores. El Sella es la mayor comedia que hay. Toca definirse. O quieren el río para pesca, o lo quieren para navegar y para fiestas», apunta Caldevilla. Acerca del cuidado de los ríos, vuelve a resaltar con contundencia que, «si acaso, se quita algún árbol que entorpece el río; pero se quita por si molesta a alguna canoa. Los pescadores como si nos colgamos de los árboles; les da igual y estamos muy cabreados».
Claramente, la crisis del salmón afecta también al río Sella y Caldevilla aporta una serie de reflexiones sobre lo que se hace y lo que cree que se debería hacer: «El agua hace 20 años estaba mucho más sucia. Ahora tenemos una depuradora y el agua se ve bastante limpia. El problema es la repoblación, que es mínima. En Islandia, que es donde más salmón hay, echan más de 300.000 peces para repoblar; aquí nunca se debería echar una cantidad que estuviese por debajo de los 200.000».
La pesca con o sin muerte siempre trae debate y Caldevilla afirma que la pesca sin muerte no le gusta. «Además, hay que tener en cuenta que en la pesca sin muerte también mueren muchos salmones. No todos, pero sí un alto porcentaje. De hecho, la pesca sin muerte en verano no debería de existir, por la temperatura del agua», asegura. Concluye reiterando la importancia de q
ue «la Administración nos haga un poco de caso».
Aunque cambie la profesión, no cambia el argumento. David Álvarez, biólogo experto de la Universidad de Oviedo, amplía las críticas de los pescadores argumentando que algo pasa cuando «en estos ríos hace 15 o 20 años se sacaban más de 1.000 salmones». Añade que estamos «ante un mínimo histórico, se conoce el problema, pero no se quiere reconocer ni asumir ninguna culpa. Hay que hacer algo distinto de lo que se está haciendo ahora».
«La Administración lo único que hace es repoblar, y está claro que está siendo un fracaso», asegura Álvarez. Además, añade que «el salmón se está yendo al carajo, vemos que cada vez hay menos, lo que hacemos es matar los pocos que entran y se sigue sin hacer nada. La gestión es prácticamente nula. Las pocas medidas que se toman se ve que no están funcionando, como demuestra el brutal descenso de las cifras los últimos años». Añade que no es un problema de Asturias, sino que «en Galicia, Cantabria y otras zonas salmoneras están enfrentándose al mismo problema».
Álvarez plantea alguna medida, que se basa, principalmente, en «dejarnos de paños calientes y vedar el salmón hasta que se recupere. Hay que cuidarlo. Salen muy pocos salmones y nos los cargamos».
Asegura que lo que hay que hacer es dejar que se repueblen solos. «Ahora parece que son tontos y no saben repoblarse y la realidad es que llevan repoblándose solos desde mucho antes de que nosotros bajáramos de los árboles».
Álvarez le manda un mensaje claro a la Administración y le dice que «deben hablar con especialistas y dejar de escurrir el bulto». Y añade: «Soy pesimista con el tema del salmón. Se está extinguiendo. Ojalá me equivoque, pero creo que estamos en un punto de no retorno».