El que fue considerado el mejor coto de pesca sin muerte de Europa
Los pescadores denuncian que la nueva especie compite por el mismo hábitat, y afirman que el coto sin muerte de Mieres está “esquilmado”

El coto de pesca sin muerte de Mieres, inaugurado en 1997, llegó a ser considerado por varias revistas especializadas el mejor de Europa dentro de su categoría. Fue un breve tiempo de gloria, ya que el declive comenzó ya a principios del nuevo siglo. Los pescadores sostienen que la aparición descontrolada de cormoranes esquilmó el cauce de truchas. Luego llegarían las garzas, acentuando el problema. Ahora, un nuevo enemigo “agrede” a la debilitada población de truchas. En este caso se trata de otro pez que compite por el mismo hábitat. Se trata en este caso de la boga de río.
“Desde hace un tiempo el cauce está plagado de bogas y nadie sabe de dónde han salido”, apunta Ignacio Fernández Cerra, responsable comarcal de la Asturiana de Pesca. El problema que genera la boga es que, más allá de que pueda comer algunas huevas de trucha, compite a la hora ganar espacios en el hábitat. Genera, por tanto, un nuevo impedimento para el crecimiento de la población de trucha: “Estamos de nuevo ante una cuestión que algunos ecologistas prefieren obviar. Las especies autóctonas se están viendo desplazadas por otras foráneas”, remarcan los pescadores.
Diversas investigaciones han recalcado que los peces introducidos “compiten por el espacio y el alimento, depredan o se hibridan con los autóctonos, introducen parásitos y enfermedades, alteran los procesos ecológicos y reducen la calidad ambiental”. Como consecuencia de las múltiples introducciones que se han llevado a cabo en España, las comunidades de peces se han visto muy alteradas por la llegada, por ejemplo, de especies exóticas, que han pasado a ser dominantes en número y biomasa en los tramos medios de diversas cuencas peninsulares. Expertos como Benigno Elvira, investigador del departamento de Zoología y Antropología Física de la UCM, recalcan que, la hibridación entre especies genéticamente próximas puede producirse cuando, por ejemplo, por causas no naturales (introducciones o translocaciones) viven y se reproducen en las mismas áreas.
La presencia de la boga de río en la comarca del Caudal es totalmente nueva. “Se trata de una especie muy común, por ejemplo, en el pantano de Barrios de Lena”, explican los responsables de la Asturiana de Pesca. La pregunta que se hacen es cómo estos peces han logrado colonizar tan rápido el territorio: “Un ave es obvio que llega volando, pero un pez lo tiene más difícil para desplazarse. No tienen alas ni patas”. Los pescadores, no lo dicen abiertamente, pero sospechan que detrás de la expansión de la boga tiene que estar necesariamente la mano del hombre: “Se nos ha llegado a decir que en su momento pudieron llegar a la zona huevas, por ejemplo, adheridas a las patas de algún ave, pero nos suena un poco fantasioso”.
Lo que es evidente es que la trucha se ha visto empujada a compartir su hábitat natural con una nueva especie que parece adaptarse mejor: “Entre cormoranes, garzas y especies alóctonas estamos dañando nuestra población de truchas”, subrayan los pescadores.
Demanda de reservas
El desplazamiento de la trucha en el río Caudal tiene muy preocupados a los pescadores desde hace ya más de una década. Y es que el coto “sin muerte” de Mieres actualmente languidece sin casi demanda y con una colonia de truchas arruinada, inicialmente, por una “descontrolada” presencia de cormoranes. El resultado es que de las 530 reservas abiertas para los pasados meses de julio y agosto, sólo se cubrieron un puñado. Pocos hubieran augurado un desenlace tan mustio para un proyecto tan vigoroso en su origen. La boga de río no gusta a los aficionados: “Es bastante más pequeña que la trucha y tienen muchas espinas”.