El salmón de la promesa
El pescador José Ardavín dona un ejemplar para reproducción a la asociación «Las Mestas del Narcea» y cumple así el deseo de un amigo fallecido en Noruega
La promesa se cumplió. El pescador gallego, José Ardavín, donó este martes un salmón salvaje al proyecto «Arca» de la sociedad de pescadores «Las Mestas del Narcea» destinado a la reproducción de la especie en ciclo cerrado. Una cesión que fue muy emotiva ya que se la dedicó a su buen amigo y compañero de pesca durante toda una vida, Eduardo Medina Verge, fallecido hace unos días mientras pescaba en Noruega. Es el ejemplar número 41 que entra esta temporada en la estación ictiogénica de Quintana, en Pravia.
«Éramos compañeros de pesca de toda la vida, ya era amigo de mi padre, y siempre lo habíamos hablado: si conseguíamos pescar un salmón, que coger uno no es fácil, lo cederíamos al proyecto de reproducción para ser congruentes con nuestra asociación», explica Ardavín, aún con la emoción a flor de piel.
El ejemplar, que pesó 4.500 kilos, llevará el nombre de Eduardo en su honor, tal y como decidió ayer el colectivo de pescadores, que celebra una gran temporada de cesiones de salmones salvajes al «Arca». «En el cambio de cebo a moscona tuvimos unos días sin recibir ningún ejemplar, pero ahora están volviendo a entrar», apunta el presidente de la sociedad, Enrique Berrocal.
Llevaban 15 años pescando juntos. Muchos viajes desde A Coruña al Narcea en busca del rey del río que, por fin, salió del agua. Ardavín no tuvo dudas, el ejemplar se iba directo a las instalaciones de la sociedad en Quintana. «Ha tenido la suerte y la pericia de pescar un salmón, y la primera persona en la que ha pensado es en su inseparable Eduardo, al que recordamos esté donde esté», concluye Berrocal.